La industria textil y de la moda española ha afrontado la situación de forma heterogénea, como heterogéneo es el sector. Las empresas que tenían esa posibilidad, han reorganizado su proceso productivo a contrarreloj para colaborar ante la situación de emergencia sanitaria de forma desinteresada. Han dado un ejemplo de solidaridad y su apuesta por contribuir a salvar vidas ha sido valorada por toda la sociedad.

Por otro lado, buena parte del sector ha tenido que refugiarse en la suspensión de su actividad por los procedimientos habituales, que han sido flexibilizados por el poder ejecutivo debido a la gravedad de los acontecimientos. Su situación en muy complicada, pues se ha enfrentado a una tormenta de acontecimientos negativos. Aunque en un primer momento, con la epidemia focalizada en China, se temió solo por la falta de algunos suministros, la llegada de la crisis sanitaria a Europa conllevó la imposibilidad de atender pedidos ya confirmados, dejó a las empresas sin liquidez y puso a muchas de ellas en un situación insostenible.

Cambio de escenario

Ante esta situación, podría pensarse que el Covid19 será la puntilla a una industria que ha reducido la mitad de su tamaño en los últimos 30 años. Pero lo que estamos viviendo nos demuestra que nos hallamos ante un sector estratégico, y esta vez la palabra “estratégico” no es un mero eslogan. Europa necesita una industria de la moda poderosa, flexible, próxima, capaz de atender las demandas de todo tipo de producción, con todos los subsectores representados en nuestro tejido industrial.

Fabricar en Europa

Se ha demostrado que la dependencia de proveerse en lejanía puede ser nefasta, pues nos deja sin respuesta rápida a cualquier circunstancia excepcional. De hecho, los países que mejor se están defendiendo contra la pandemia son aquellos que no dependen de terceros para proveerse de productos sanitarios. Y esa lección es aplicable a todo el sector. Necesitamos fabricar en Europa, pero no porque solo miremos por el interés de nuestras empresas, sino porque somos esenciales para la sociedad. Además, podemos hacerlo de forma sostenible, respetuosa con el medio ambiente y con unas relaciones laborales basadas en la confianza.

CLN